"Decidí confiar, y ahora administro mi propio negocio"


"Decidí confiar, y ahora administro mi propio negocio"

Miercoles 26 de Junio del 2019


Elisa Cuchupoma vino a Lima como muchas adolescentes de familias de provincia que sueñan con un futuro mejor para sus hijos. Con apenas 12 años, hija mayor de seis hermanos, llegó de Cajamarca a casa de un tío en el Callao, quien la puso a trabajar como sirvienta en una casa, todo el día. Su situación no era la mejor, pues ella pudo continuar estudiando solo después de trabajar, por las noches. Así pasaron interminables meses, hasta que un día su tío la envió a casa de otra señora en otro distrito de Lima, para que continúe ganándose la vida en la capital. “Prácticamente me dejó a mi suerte”, recuerda Elisa, sin rencores.

Trabajos similares la llevaron a San Juan de Lurigancho, el distrito más poblado del Perú, donde una señora la ‘adoptó’ como sirvienta y vendedora de su negocio. Cuando todavía estudiaba el cuarto año de secundaria, con 15 años, conoció a su actual esposo, Mario, y decidieron irse a vivir juntos para forjarse una vida diferente.

Alquilaron un cuarto y empezaron a trabajar para vivir: él como empleado de una fábrica de gaseosas, y ella en cualquier trabajo que encontrase: tejiendo, cosiendo ropa, vendiendo, haciendo aretes o limpiando casas. Dejó de estudiar, se mudaron al terreno donde ahora viven, también en San Juan de Lurigancho, empezó a criar animales en casa, y se embarazó de su único hijo, el pequeño Mario.

Un día, hace unos 6 años, y después de haber rechazado a varias entidades financieras que le ofrecían préstamos -influenciada en parte por su esposo quien le tiene miedo a los bancos “porque nos quitan la casa”-, escuchó a Mariana Poma, asesora de Palabra de Mujer de Financiera Confianza, y decidió integrar un grupo de mujeres. Decidió confiar, sin decirle nada a su esposo.

Desde entonces, junto a la señora Jovita se convirtieron en fundadoras del grupo PDM “Vecinas unidas por siempre”, uno de los grupos que lleva Mariana y que han progresado, juntas, en todos estos años.

“Mi primer préstamo fue de S/100 y lo utilicé para comprar cuyes. Lo que pasó fue que un perro entró a mi corral y se comió mis cuyes, entonces tenía que comprar otros para poder criar, porque la gente pide cuyes. Muchos trabajadores de por aquí están cansados de comer pollo todos los días, así que me buscan y yo les vendo; los cocino bien, y se los llevo”, cuenta sobre su primer crédito.

Pero la venta de cuyes no es la principal de sus actividades: ella, junto a las chicas de su grupo, hace “moñeras”, que son tejidos como bolsitas de malla que sirven para sujetar los cabellos de las niñas en los colegios. Empezaron vendiendo en los colegios de por ahí, y ahora Elisa tiene a su cargo 12 mujeres que tejen moñeras para ella, quien las vende en el Mercado Central de Lima. Juntas pueden tejer cerca de 100 docenas de estas moñeras en un día.

Su último crédito ha sido de S/3,700 y lo ha invertido en comprar materiales para las mujeres que ahora trabajan para ella.

“Mi esposo es muy desconfiado, así que yo saqué los primeros créditos sin decirle nada. Cuando se enteró me reclamó, pero le dije que yo me hacía responsable de eso, y que además el banco no me quitaría nada si pagaba puntual, y nosotros pagamos puntual. Saqué el crédito sin su firma, por mí misma”, cuenta.

Ahora le está yendo mejor, aunque el negocio bajó un poco debido al incendio en el Mercado Central, que afectó la campaña del Día de la Madre. De todos modos, se están preparando para la campaña de Fiestas Patrias, en julio.

“Yo estoy muy agradecida con Confianza y sobre todo con Mariana, quien siempre nos acompaña y nos aconseja. Hace poco ella me dijo que le enseñe a tejer a otro grupo de mujeres que tiene, y así lo hice. Se quedaron contentas. Yo tengo dos sueños: que mi hijo Mario sea profesional, y construir mi casa de material noble, porque ahora es de madera. Poco a poco lo lograremos”, señala.

En la Agrupación Familiar San Martín de Porres, Juan Pablo II, quinta zona, donde vive Elisa, ella sigue esperando el día en que estos sueños se cumplan. A su hijo Mario, quien tiene 13 años, casi la misma edad que tenía ella cuando llegó a Lima, le va bien en la escuela y eso la alegra mucho. Y sobre su casa, ya está convenciendo a su esposo para que la apoye con el crédito, para que confíe.

“Quiero hacer mi primer piso y abrir una panadería porque la gente camina mucho para comprar el pan. Estoy muy contenta con el grupo, creo que hemos crecido juntas y que seguiremos unidas por siempre”, añade.



Financiera Confianza: una entidad de la Fundación Microfinanzas BBVA

Financiera Confianza es una entidad líder en el sector microfinanciero peruano que mediante la metodología de Finanzas Productivas, impulsa el desarrollo económico y social sostenible e inclusivo de las personas en situación de vulnerabilidad, con productos y servicios financieros (créditos, seguros, remesas, ahorro) y no financieros (asesoría y capacitación) que acerca hasta su hogar/empresa para el crecimiento de sus negocios.

Forma parte de la Fundación Microfinanzas BBVA, que tiene presencia a través de su grupo de entidades en cinco países en América Latina que atienden a 3 millones de clientes a nivel global, y han entregado un volumen de créditos de más de más de 19.200millones de dólares a emprendedores en situación de vulnerabilidad.